jueves, 30 de diciembre de 2010
Fugaz.
Apareces, de repente, sin esperarte. Sumida en la oscuridad, me ayudaste a encontrar el interruptor de la luz. No sabía qué me iba a encontrar, todo era nuevo para mí. Para los dos. Confesiones, anécdotas, experiencias. Risas, sonrisas. Bromas, un par de refrescos y todo el tiempo por delante. Y más minutos, y más horas. Sonríeme, me encanta. Mírame, no tengas miedo. No voy a hacerte daño. Yo estaré contigo, no te dejaré. No sufrirás como lo has hecho, confía en mí. ¿Confías en mí? Sí. No sé por qué, realmente no te conozco, pero sí. Ciegamente. Háblame, bésame. Abrázame. Estamos locos, pero me gusta. ¿Qué es la vida sin locuras?. Nada. Te echo de menos, no te enfades. Despacio y rápido a la vez, qué contradictorio. Da igual, me gusta. ¿Para siempre? No lo sé. Eso da igual. Vive el ahora, no el mañana. Ni el ayer. No recuerdes. Olvida conmigo. ¿Dónde vas? No te vayas. No escuches... Y te vas. Tan pronto como llegaste, te vas. Sin mediar palabra. Sin dar explicación. Sin un beso de despedida. Adiós... o hasta pronto. Pero apaga la luz de nuevo, no tiene sentido dejarla encendida si ya no estás aquí.
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3 comentarios:
Gracias por tu omentario Anabel:)
Un saludo.
Lola Bluu.
EXCELENTE.
Que increible todo lo que se transmite con tan simples palabras, eres simplemente genial, esto es del año 2010 espero que no hayas dejado de escribir y plasmar tus sentimientos en palabras, porque sino seria un desperdicio de tan grandioso tanlento!
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