Ayer fui a la exposición que hay en Valencia sobre el Titanic. ¿Y qué decir? Me encantó. Nos pusieron unos auriculares y un mp3. Primera ventaja, pues te ahorras el formar parte de un grupo de personas con el correspondiente guía asignado y que la gente de delante no te deje ni ver, ni escuchar al guía. Además, ventaja añadida el poder rebobinar cuantas veces quisieras el mp3, pararlo o lo que quisieras y la voz que se escuchaba era de un hombre mayor, muy relajante.
Vimos fotos de gente y sobretodo, una parte de ellos y ellas: cartas, objetos personales... y cada uno de ellos escondía una historia detrás. Una pareja de ancianos, por ejemplo, me llamó la atención. Como ya sabréis la mayoría, en un primer momento sólo dejaban subir a los botes a mujeres y niños. Esta mujer no quiso subir, pues había pasado la mayor parte de su vida con su marido, y prefirió morir allí, con él. Personas que se lanzaron al agua y nadaron hacia los botes que ya se alejaban y que, a pesar de alcanzarlos, no lograban resistir el intenso frío y morían antes de subir. Gente que dio la vida por salvar la de los demás, familias enteras que se hundieron con el barco (unas mil quinientas personas) solo por el hecho de haber obviado un número de botes considerable para dejar paso en cubierta.
Pudimos ver el catalejo con el que avistaron el iceberg (curiosa historia la de los vigías, que esa misma noche estaban apostándose una cerveza por el que dijera "¡Tierra a la vista" primero), una hamaca original de otras tantas que ayudaron a mantener con vida a la gente que quedó en el agua, parte de la vajilla, un coche, un banco, una silla de un comedor, herramientas, postales, joyas, vestidos, una reconstrucción de uno de los pasillos, otra de una habitación de primera y otra de segunda clase, las compuertas que hicieron que el barco tardará en hundirse alrededor de tres horas, pues sin ellas, solo habría durado 30 minutos e, incluso, una especie de reconstrucción del iceberg en el que se nos invitaba a colocar la mano y aguantar tanto como pudiéramos para sentir el dolor de todas las personas que cayeron al agua, a varios grados bajo 0. Lo hice y puedo asegurar que duele. Y mucho. Y al final, una sala con varios paneles en el que aparecían todos los nombres de las personas que murieron y sus edades.
Una serie de coincidencias poco favorecedoras dieron lugar al hundimiento del que llamaban el buque de los sueños, en el que tantas familias perecieron, en el que tantos sueños se acabaron. Creo que hay gente que no es consciente de todo lo que encierra la historia de este barco y se basan en la película que, a parte de la historia de amor que lleva incorporada, es una réplica bastante exacta de lo que era el barco, de los personajes más destacados y que, de hecho, existieron y aportaron su grano de arena, de los modos de vida de aquella época y la pobreza y la riqueza que allí convivían.
sábado, 12 de mayo de 2007
martes, 1 de mayo de 2007
La última ..
Volví a intentarlo. Y es la última vez. Sí, la última. Estoy harta de esperar cosas que no está dispuesto a darme, de su pasividad, de su egocentrismo, de su orgullo. Le dije todo lo que seguía sintiendo. Que el pasado no se había ido de mi lado y que me alimentaba de los recuerdos de los que ambos éramos protagonistas. Le comenté que seguía echándolo de menos y que podríamos volver a retomar aquella amistad pasada y de la que ahora solo quedan migajas. Pero él no parecía echar de menos todo aquello. Creo que tampoco le importó todo lo que yo le dije y fingió preocuparse por el hecho de que yo pudiera estar mal a causa de todo esto. Dijo que le gustaba recordar los momentos juntos y que quién sabe si algún día todo podría volver. "Las aguas siempre vuelven a su cauce", decía. Sí, claro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)